Final del proceso de unión con la Escuela de Ingeniería Civil

Durante mis años como vicerrector de la UPM, he tenido que ayudar a gestionar la unión definitiva de seis centros históricos de nuestra universidad (Montes con Forestales, Agrónomos con Agrícolas y Aero Superior con Aero Técnica). En todos los casos, era la unión de una escuela de ingeniería técnica con una de ingeniería superior, encontrándose ambas en una localización contigua y generando una nueva escuela unida.

Conozco lo difícil que es gestionar los aspectos humanos y las expectativas que tiene un proceso de este tipo, además de su complejidad administrativa. Pero también sé que son procesos necesarios para afrontar el futuro en un entorno universitario cada vez más exigente y competitivo. La llegada del proceso de Bolonia y su estructura grado-máster, hace ya más de una década, dejaba una difícil convivencia de las escuelas técnicas y superiores en algunos ámbitos.

Por mucho que se planifique, mi experiencia es que realmente no se empieza a trabajar en una fusión de este tipo hasta el día en que se completa formalmente la unión, el final es el principio. En nuestro caso, el momento de toma de posesión del nuevo director de Caminos suponía el final del proceso, el verdadero comienzo de la unión.

Cada unión es diferente, pero es cierto que la nuestra presentaba algunas particularidades nuevas para la universidad: era más bien una integración (de la escuela de ingeniería civil en la de caminos), por lo que no se generaba ninguna estructura nueva, y los dos centros no compartían localización geográfica. Además, el proceso previo se había desarrollado con una oposición importante desde la escuela de ingeniería civil y un enfrentamiento fuerte con el rectorado, por lo que se nos incorporaba una escuela que, al menos emocionalmente, estaba muy dañada.

Los primeros meses del nuevo equipo de dirección han estado destinados a realizar la integración adecuadamente. Desde el punto de vista administrativo se han ido completando los hitos marcados por el consejo de gobierno para terminar el encaje de personas, planes de estudio y espacios dentro de una única Escuela. Entre ellos podemos destacar:

  • Adscripción voluntaria de la mayoría de los profesores de Civil a los diferentes departamentos de la Caminos (acuerdos de junta de escuela)
  • Adscripción de las asignaturas de los planes de estudio de Civil a los departamentos de Caminos (acuerdos de junta de escuela)
  • Actualización de la RPT de la UPM para reflejar que todo el PAS de Civil se incorpora a la Escuela de Caminos (acuerdos de consejo de gobierno)
  • Informe a la agencia de acreditación de los cambios de adscripción de los planes de estudio de Civil a la Escuela de Caminos (acuerdos de consejo de gobierno)
  • Supresión de los departamentos restantes de Civil (acuerdos de consejo de gobierno)

El último de estos hitos se aprobó en el consejo de gobierno de la UPM de finales de enero de 2023 por lo que ya se han verificado los pasos institucionales para la integración completa de la antigua escuela de ingeniería civil en la escuela de caminos.

Pero la mayor complejidad es sin duda cómo tratar los aspectos humanos. Se han incorporado a nuestra escuela un buen número de profesionales, profesores y personal de administración, con una larga experiencia en la formación de ingenieros civiles. Los profesores se han ido integrando en los departamentos de Caminos que ellos han elegido y, desde septiembre de 2022, tienen ya docencia asignada dentro de dichos departamentos. Algo más complejo ha sido el encaje del PAS, ya que muchas funciones estaban duplicadas. Hemos intentado respetar al máximo que las funciones se mantuvieran, tratando de encajarlas dentro de un organigrama único. Aún nos llevará algún tiempo asentar la nueva estructura, pero la jerarquía empieza a clarificarse y la buena voluntad de todos ha hecho que el proceso haya generado solo mínimos roces.

En el caso de los estudiantes, los alumnos del grado en ingeniería civil, en proceso de extinción, ya se habían incorporado a la Escuela de Caminos en el curso anterior. El único plan de estudios activo que quedaba en la antigua escuela era el máster en planificación y gestión de infraestructuras que, al ser de un año de duración, renueva alumnos todos los cursos, por lo que apenas se ha notado diferencia cuando se ha adscrito a Caminos.

Desde el punto de vista de los órganos de gobierno, la Junta de Escuela seguía siendo la de Caminos, por lo que no habría representación de Civil hasta que no hubiera nuevas elecciones o vacantes. Por eso tomamos la decisión de invitar a todas las juntas, con voz y sin voto, a todo el equipo de dirección saliente de la otra escuela y ceder las plazas de junta de escuela de libre designación por parte del director a los últimos directores salientes de las dos escuelas. De esta forma, asegurábamos que la voz del otro centro estuviera representada hasta que hubiera nuevas elecciones a la junta. Me consta que algunos departamentos también han dado pasos en ese sentido, incorporando a profesores de la antigua Escuela de Ingeniería Civil a sus órganos de dirección.

También se han incorporado a la Escuela unas instalaciones relevantes en un lugar privilegiado, pero de ello prefiero hablar en otro post porque tiene sus propias complejidades.

Sé que aún quedan algunos aspectos por resolver y, sobre todo, encajar adecuadamente a algunas personas, que aún no han encontrado su sitio, pero es algo que considero normal dentro de una institución de casi 300 PDI y más de 100 PAS. Para mí, el proceso de integración se puede dar por completado y, desde luego, no puede ser ya una excusa para posponer decisiones importantes sobre nuestro futuro. Ahora nos toca afrontar los efectos de largo plazo de una unión de este tipo que, como es normal, genera distorsiones y desequilibrios en la plantilla.

Hemos dedicado todos nuestros esfuerzos especialmente para que la acogida de las personas sea lo más suave posible, y a la vez que se haga en un tiempo razonable. Por supuesto, esto no es solo el esfuerzo de un equipo de dirección, sino de todo un colectivo al que me gustaría agradecer el esfuerzo y la paciencia, tanto de aquellos que se han incorporado como de aquellos que los han recibido. Hoy ya todos los que forman la Escuela están trabajando bajo un único paraguas.

No sé si hemos batido récords, pero sí hemos cumplido lo que nos habíamos propuesto; completar este proceso en un tiempo razonable (menos de un año), de forma que ahora podamos afrontar los retos de la escuela de forma conjunta. Era muy peligroso que hubiéramos enfrentado la unión con la escuela de ingeniería civil como el principal objetivo a desarrollar durante los próximos cuatro años, porque hubiera paralizado a la escuela impidiéndole enfrentar los problemas y retos que tenemos por delante, que son relevantes y urgentes.

En primavera de 2023 tuvimos una jornada de convivencia de toda la Escuela en el edificio de Retiro, que nos permitió disfrutar no solo de sus instalaciones sino de todo el entorno del Cerrillo de San Blas y del Paisaje de la Luz. También aprovechamos para colocar los retratos y realizar los homenajes respectivos a los últimos directores de la Escuela de Ingeniería Civil, contando con la presencia de los homenajeados y la de nuestro rector. Los últimos momentos de la Escuela habían sido convulsos y no se habían podido realizar estos actos. Para mí era muy importante, porque los gestos tienen mucho significado. No está en mi mano curar las heridas de un proceso que fue muy conflictivo, pero sí al menos cerrarlas con el respeto institucional que merecían las personas que guiaron la Escuela en aquellos difíciles momentos.