Reflexiones sobre la situación actual de la Escuela

Este texto recoge un análisis de la situación actual de la Escuela desde mi perspectiva. El objetivo es intentar trasladaros cómo veo yo la Escuela hoy y cuáles son las claves, en mi opinión, para entender su futuro. De dichas claves obtendremos como consecuencia los retos y las líneas de trabajo en las que propongo que nos centremos los próximos años. Comienzo pidiéndoos disculpas, porque se trata de un análisis largo y probablemente aburrido, pero es que nuestra institución es compleja y poliédrica.

Siempre he pensado que entender la Escuela parte necesariamente de conocer su historia, mucho más en el caso de una institución centenaria como la nuestra. A lo largo de estas páginas señalaré en ocasiones al pasado, sin que esto nos haga caer en la nostalgia que envuelve con demasiada frecuencia las conversaciones que profesionales y académicos mantenemos sobre el devenir de la Escuela. Sin duda, hay razones que la sustentan, porque es indudable la pérdida de relevancia social de una profesión que ha sido clave para el desarrollo de nuestro país. Sin embargo, a veces impide un análisis profundo y constructivo de la situación actual y el futuro de nuestra Escuela.

Cada uno tenemos una visión de la Escuela que está fundamentalmente marcada por nuestra perspectiva, nuestro punto de vista. Por eso, quiero empezar tratando de situar el mío.

1. Mi perspectiva: vinculación con la Escuela

Mi relación con la Escuela de Caminos surge el año 1992 en el que comencé a estudiar el título de ingeniero de caminos, canales y puertos. Al terminar la carrera, en 1998, me mantuve vinculado a la Escuela realizando la tesis doctoral en el Departamento de Ciencia de Materiales bajo la dirección del catedrático Manuel Elices. A su vez, estudiaba la titulación de segundo ciclo ingeniero de materiales. Desde el año 2002 soy profesor de dicho departamento.

Hace ya mucho tiempo que comencé a tener responsabilidades de gestión en la Escuela. Entre 2007 y 2013 fui Adjunto al Director encargado de la antigua titulación de segundo ciclo ingeniero de materiales y de la puesta en marcha del nuevo título de grado en dicha materia, uno de los primeros grados adaptados al Proceso de Bolonia en la UPM.

A continuación, entre 2013 y 2016, pasé a ser Subdirector Jefe de Estudios, enfrentando en ese momento la puesta en marcha de los títulos de grado en ingeniería civil y territorial y el máster ingeniero de caminos. No puedo olvidar tampoco, porque lo vivimos muy intensamente, el final del plan antiguo de ingeniero de caminos y la lucha por el reconocimiento del nivel de máster de dicho título. Desde el año 2004 he formado parte de forma ininterrumpida de la Junta de Escuela.

Todo esto creo que me faculta tener una visión bastante profunda del funcionamiento de nuestra Escuela, además de la suerte de conocer bien a la mayoría del PDI y PAS que formáis parte de ella (atreviéndome a decir incluso que, en muchos casos, compartimos una buena amistad).

En el caso de los alumnos, solo puedo decir que no cambio por nada los años pasados en la coordinación de ingeniería de materiales y en la jefatura de estudios de la escuela, pues me permitieron un trato muy estrecho con las primeras promociones de los nuevos grados, a las que aún hoy me encuentro muy ligado. Experimentar, de primera mano, la evolución que seguís desde que os matriculáis hasta que os graduáis en la escuela es una experiencia que recomendaría a todos los profesores. A veces estamos demasiado metidos en nuestra asignatura, no vemos más allá, y nos olvidamos del profundo impacto que genera la universidad en las personas.

Durante los últimos cinco años he ocupado el cargo de Vicerrector de Estrategia Académica e Internacionalización de la UPM, siendo responsable de la gestión de todos los programas académicos de las diferentes escuelas de ingeniería y de las relaciones internacionales de la universidad. Esto me ha posibilitado ampliar mi visión y entender mejor, no solo la situación de la Escuela dentro de la propia Universidad Politécnica, sino también dentro del sistema universitario tanto español como internacional.

Esta experiencia en gestión marca mi perspectiva sobre la Escuela, que probablemente tendrá puntos en común con la de muchos de vosotros, pero también divergencias.

2. El encaje estructural de la Escuela en el sistema universitario

Hoy en día la Escuela lleva más de cincuenta años subsumida en el sistema universitario español como un centro universitario más. En otras palabras, está sometida a las normativas y regulaciones universitarias, que esencialmente son las mismas que puedan aplicarse a cualquier facultad de ciencias o de humanidades. También forma parte, como una escuela más, de la UPM.

Esto no siempre ha sido así. Desde su fundación en 1802 por Betancourt, la Escuela de Caminos de Madrid gozó de una importante independencia, incluyéndose dentro del Ministerio responsable de la profesión de los ingenieros de caminos, que ha pasado por diferentes nombres (Fomento, Obras Públicas, etc.).

Durante el siglo XIX hubo varios intentos de generar una Escuela Politécnica al estilo francés, que impartiese las enseñanzas comunes a varias ingenierías. Incluso llegó a estar activa una Escuela Preparatoria de Ingenieros Civiles y Arquitectos que servía de preparación del ingreso a las titulaciones de Caminos, Minas, Industriales, Montes, Agrónomos y Arquitectura. No obstante, la Escuela de Caminos mantuvo una firme lucha por mantener su independencia y permanecer esencialmente ligada a su profesión.

Tres momentos son claves en la segunda mitad del siglo XX para entender el nuevo encaje estructural de la Escuela:

◉ 1957: La Reforma de las Enseñanzas Técnicas: El Plan del 57. En esencia, la Ley prescribía la adscripción de todas las Escuelas Especiales al Ministerio de Educación Nacional. Es decir, la Escuela de Caminos se desvinculaba del Ministerio de Obras Públicas y pasaba a depender del ministerio encargado de la enseñanza superior.

◉ 1963: Aparición de nuevas Escuelas de Caminos en toda España: Se inaugura la Escuela de Santander. Hoy en día más de una decena de escuelas, públicas y privadas, imparten la titulación de ingeniero de caminos a nivel nacional. En algunos casos, hay universidades que imparten la titulación sin tener una escuela específica, sino simplemente un departamento de ingeniería civil.

◉ 1971: Creación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM): Caminos es una de las escuelas que entraron a formar parte de la nueva universidad. Actualmente la UPM, que acaba de celebrar su cincuenta aniversario como universidad, consta de 17 escuelas que cubren todas las ramas de la ingeniería y arquitectura.

De esta forma se configuró el actual encaje estructural de la Escuela que ha venido consolidándose en las últimas décadas y que, indudablemente, tiene consecuencias relevantes. Paso a enumerar algunas de ellas:

◉ La Escuela no tiene personalidad jurídica propia. Pertenece a la UPM, que es la que dispone de ella. Eso también significa, por ejemplo, que no tiene independencia presupuestaria.

◉ Sus planes de estudio están ordenados por la regulación universitaria (actualmente el Real Decreto 1393/2007 y su nueva modificación Real Decreto 822/2021).

◉ El régimen de su profesorado es similar al de cualquier otra universidad pública, y no tiene diferencias significativas con las facultades de ciencias o de letras.

◉ Aunque la UPM conserva una cierta independencia de las escuelas que la forman, lo cierto es que la política de la universidad tiene cada vez una mayor influencia en el funcionamiento y la estrategia de las mismas.

◉ El nexo de unión formal con la profesión, e indirectamente con el Colegio como entidad que representa a los profesionales, se limita a una Orden Ministerial (Orden CIN/309/2009) que regula los contenidos que deben tener los planes de estudio que den acceso a la profesión regulada de ingeniero de caminos, canales y puertos.

◉ La Escuela de Madrid es una más dentro de las diferentes escuelas de ingenieros de caminos que hay en España, aunque obviamente sigue siendo el referente y la más grande. También es una más dentro de las diferentes escuelas que forman la UPM, con las que a veces tiene una difícil convivencia temática, especialmente cuando hablamos de posicionarse dentro de nuevas áreas emergentes de la ingeniería.

En resumen, si miramos a la Escuela desde la profesión ingeniero de caminos, como institución indudablemente ha perdido independencia y su vínculo con la profesión, o con el Colegio como representante de ella, se ha debilitado. A cambio, el contexto de la Escuela hoy es el de un centro universitario consolidado dentro del panorama de la educación superior nacional e internacional. Ese es esencialmente su terreno de juego, lo que marca sus reglas de funcionamiento y el ámbito en el que debe ser analizada.

¿Es esto malo en sí? Cada uno puede tener su opinión. En mi caso, lo que creo es que era inevitable que pasara, y el aspecto positivo es que nuestro status ya está consolidado. Debemos ser conscientes de que sobre estos problemas hay dos grandes macrotendencias globales en el ámbito de la educación superior:

◉ Aunque haya mantenido su independencia durante décadas, cualquier institución que imparte títulos universitarios sufre una presión importante y sostenida en el tiempo para quedar bajo la tutela del Ministerio de Universidades de ese país.

◉ Por otro lado, en el contexto global de la educación superior, dominado por el posicionamiento en los rankings internacionales, se ejerce cada vez una presión más fuerte para que los centros pequeños se reúnan formando grandes universidades; de esta forma tratan de evitar dejar de ser relevantes.

En conclusión, para bien o para mal, la Escuela de Caminos hace mucho tiempo que ha encontrado su encaje dentro del sistema universitario español, y se encuentra en una situación estructural estable, por lo que no será motivo de discusiones en los próximos años.

Eso sí, debemos ser conscientes de esta situación. A menudo estamos demasiado ensimismados y nos olvidamos de mirar hacia fuera, sin darnos cuenta de lo dependientes que somos de muchos factores externos. Seguimos pensando el mundo como si fuéramos una escuela independiente, única, soberana, competente, que puede salvar los obstáculos por sí misma. Eso es una mistificación en este momento, porque la mayor parte de los problemas graves a los que nos enfrentamos nos exceden.

El futuro de la Escuela, en buena medida, se juega fuera de la Escuela. Y ya no nos vale ni siquiera con visualizar y entender mejor cuáles son los riesgos y las oportunidades que hay en nuestro entorno. Deberíamos ser capaces de tener presencia e influencia en los organismos y en las decisiones que nos afecten. Especialmente importante es nuestra influencia en la UPM, porque dentro de ella van a pasar cosas muy importantes para nuestra Escuela y porque es el interlocutor que puede tener voz relevante en nuestro campo de juego, el entorno universitario.

Reto 1. INFLUIR: Ser una escuela abierta, atenta a nuestro entorno y jugar un papel relevante dentro de la UPM

3. La Escuela de Ingeniería Civil

La Escuela Especial de Ayudantes de Obras Públicas, antecesora de la Escuela de Ingeniería Civil, fue creada en 1857, desapareció en 1866 y fue restablecida en 1910. Desde entonces, hasta el año 1960 compartió los órganos de dirección, buena parte del profesorado y las instalaciones con la Escuela de Caminos.

Si bien en las últimas décadas, especialmente desde la formación de la UPM (momento en que pasó a denominarse Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Obras Públicas), se ha mantenido independiente forjando una fuerte identidad propia, lo cierto es que durante una buena parte de sus historias ambas Escuelas (Caminos y Obras Públicas) han permanecido unidas.

Hoy la UPM ha decidido que vuelvan a unirse, de forma que la Escuela de Ingeniería Civil pase a integrarse en la Escuela de Caminos. Esto significa que se incorporan a nuestra escuela un buen número de profesionales, profesores y personal de administración, con una larga experiencia en la formación de ingenieros civiles. Así como unas instalaciones relevantes en un lugar privilegiado y el centro emblema de una profesión de gran prestigio en nuestro país, los ingenieros técnicos de obras públicas, con sus alumnos y su red de conexiones.

Durante mis años en el rectorado como vicerrector, he tenido que ayudar a gestionar la unión definitiva de seis centros también históricos de nuestra universidad (Montes con Forestales, Agrónomos con Agrícolas y Aero Superior con Aero Técnica). Conozco por experiencia lo difícil que es gestionar los aspectos humanos y las expectativas que tiene un proceso de este tipo, además de su complejidad administrativa. Pero también sé que son procesos necesarios para afrontar el futuro en un entorno universitario cada vez más exigente y competitivo.

Por dimensiones, por instalaciones, por experiencia, por recursos humanos, por alumnado, por prestigio, por conexiones con la industria, tenemos ante nosotros la oportunidad de formar juntos una de las mejores escuelas de ingeniería civil del mundo y desde luego liderar nuestro ámbito en España. La clave estará, como siempre, en cómo sepamos manejar la parte humana y cuánta empatía y paciencia estemos dispuestos a invertir en el proceso.

En manos de todos los que formaremos la escuela unida estará convertir este proceso en una oportunidad o en una amenaza. Sin duda, es uno de los retos que tendremos que afrontar en los próximos años.

Reto 2. ACOGER: Convertirnos en una escuela única con un proyecto común, cohesionada y acogedora, integrando a todos los actores en un ente único

Otro de los retos importantes que trae consigo la unión con la Escuela de Ingeniería Civil es la incorporación de nuevos espacios a la Escuela. Se trata de un edificio emblemático: “el Cajal”. Construido entre 1922 y 1932 en el Cerrillo de San Blas, muy cerca del parque del Retiro. El edificio fue diseñado para sede del laboratorio de Investigaciones Biológicas o Instituto Cajal. Ramón y Cajal, que se había jubilado en el mismo año 1922, prácticamente no llegó a trabajar en él. En 1960 se trasladó allí la Escuela de Ayudantes de Obras Públicas, que desde entonces ha ocupado dicho edificio.

El Cajal forma parte del área del Paisaje de la Luz que acaba de ser reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Además, se encuentra en un lugar muy representativo para nuestra Escuela; el Cerrillo de San Blas. Aunque muchos ya lo sabéis, no me resisto a recordar que el Cerrillo albergó la Escuela de Caminos durante casi 80 años, en un edificio que había sido proyectado para albergar conjuntamente las escuelas de Minas y Caminos, pero que finalmente quedó en exclusiva para esta última. Hoy la Escuela de Caminos lleva más de cincuenta años en su ubicación actual de Ciudad Universitaria.

La antigua Escuela de Obras Públicas llegó a tener en su momento del orden de más de 2.000 estudiantes. Sin duda, será un reto para los próximos años devolver la vida a ese edificio y coordinarlo con la actividad en Ciudad Universitaria. Se trata de unas instalaciones privilegiadas y emblemáticas, ubicadas además en lugares singulares de la ciudad de Madrid.

Madrid es uno de los principales exponentes mundiales de ingeniería civil y construcción, así como del desarrollo de proyectos de movilidad urbana. Una pieza clave para entender ese posicionamiento actual de la ciudad es nuestra Escuela de Caminos, por lo que deberíamos intensificar la interacción entre la Escuela y la ciudad, aprovechando nuestros espacios y nuestra ubicación privilegiada. Poseemos las características idóneas y el potencial adecuado para convertirnos en uno de los principales motores para afrontar los retos del desarrollo sostenible de nuestro entorno.

Reto 3. VINCULAR A MADRID: Intensificar la relación entre la Escuela y la ciudad para convertirnos en uno de los motores, desde la ingeniería de las infraestructuras y los servicios urbanos, para convertir Madrid en referencia de ciudad sostenible europea.

4. Los planes de estudio de la Escuela

El título Ingeniero de Caminos

El emblema de la Escuela ha sido siempre el plan de estudios del título Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Representa su identidad: un ingeniero generalista (formado en todas las ramas de la ingeniería civil), de alto nivel (según el modelo francés), de ciclo largo (5-6 años), con un programa muy exigente, una sólida formación en ciencias básicas y una gran capacidad de adaptación.

A lo largo de la historia de la Escuela, el plan de estudios cambió y se actualizó varias veces, pero siempre refiriéndose a un ciclo único y largo (5-6 años). Sin embargo, hace algo más de diez años, se produjo un cambio profundo, la separación de ese ciclo único en dos etapas independientes: un título de grado seguido de un título de máster. Esa es la situación que vivimos actualmente.

El motivo del cambio fue la llegada del Plan Bolonia, el proceso de convergencia a nivel europeo que tenía como objetivos facilitar el intercambio de titulados y adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas del mercado. El Plan o Proceso de Bolonia se llevó a término en España en torno a 2010, consagrando el ECTS (European Credit Transfer and Accumulation System) como unidad de medida del sistema universitario y un modelo de estructura de títulos (definido por el Real Decreto 1393/2007) consistente en grados de cuatro años y másteres de uno o dos años. Se trataba de un modelo anglosajón que dejaba un poco fuera de juego a las antiguas ingenierías superiores de ciclo largo, las cuales tuvieron que adaptarse con cierto sufrimiento. Caminos no fue una excepción.

El programa Ingeniero de Caminos de la Escuela de Madrid dejó de ser, por tanto, un ciclo único y pasó entonces a estar constituido por:

◉ Un grado (bachelor) en Ingeniería Civil y Territorial de cuatro años de duración (240 ECTS).

◉ Un máster en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, de dos años de duración (120 ECTS).

Al igual que el resto de ingenierías con habilitación profesional, tanto los contenidos del grado como del máster vienen marcados por una Orden Ministerial (Orden CIN/309/2009) que conecta las enseñanzas con la profesión regulada y su Colegio.

De entre los diferentes problemas que ha provocado la adaptación a Bolonia del programa ingeniero de caminos, algunos se han ido anulando o suavizando con el tiempo, pero me gustaría destacar dos que aún es necesario enfrentar:

a) Podríamos pensar que, en el fondo, la suma del grado y el máster vendrían a reproducir las mismas enseñanzas. Sin embargo, lo cierto es que la ruptura del ciclo único tiene, sobre todo, consecuencias en la secuenciación de las enseñanzas. Se rompe la secuencia lógica en la adquisición de conocimientos que existía en el plan antiguo. Simplificando mucho (para una visualización sencilla del problema, ver Figura 1), podríamos decir que en el plan antiguo los dos primeros años estaban orientados a las ciencias básicas, los dos siguientes a las comunes de ingeniería y finalmente los dos últimos a las tecnológicas y de especialidad. Tras el proceso de Bolonia, el grado tiene dos años dedicados a las ciencias básicas, un año a las comunes de ingeniería y termina especializándose. Al entrar en el máster, tienen que volver a pasar un año de ingeniería generalista y básica, antes de volver a especializarse. Ese primer año de máster rompe completamente la secuencia lógica de adquisición de conocimientos, conlleva solapamientos de contenidos con las diferentes especialidades que han visto en cuarto curso y está haciendo perder atractivo al programa, ya que es un año muy árido para los alumnos.

Figura 1. Comparación (muy simplificada) de la secuenciación de asignaturas entre el Plan preBolonia y el Plan Bolonia del Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.

b) La orden CIN que marca los contenidos del programa ingeniero de caminos (grado y máster) es de 2009. Incluso asumiendo que entonces fueran unos contenidos completamente actualizados, lo cual es discutible, va progresivamente desactualizándose según pasan los años. Es decir, nuestra profesión evoluciona en la realidad, pero los contenidos de nuestro plan de estudios están fijados desde 2009 y son difíciles de modificar, porque una Orden de este tipo depende del acuerdo de varios Ministerios.

Una década después del Proceso de Bolonia, ¿podemos seguir formando buenos ingenieros de caminos? Sí, de hecho, seguimos produciendo muy buenos ingenieros. Pero los problemas señalados y otros que han ido mitigándose con el paso del tiempo muestran claramente que nuestra titulación es una singularidad dentro del nuevo escenario y la Escuela ha necesitado y necesita realizar un esfuerzo significativo para adaptarse a él.

El nuevo Real Decreto 822/2021

¿Qué podemos esperar de los nuevos cambios en el RD1393 que regula la enseñanza superior? Recientemente, en septiembre de 2021 se publicó el nuevo Real Decreto 822/2021 que regula a partir de ahora las enseñanzas universitarias. Cuatro aspectos, novedades del RD, serán muy importantes para los próximos años y la Escuela tendrá que posicionarse sobre ellos:

◉ ¿Vuelta a un ciclo único de 5-6 años? No, pero sí cierta flexibilidad para que las ingenierías de profesión regulada vinculen de una forma más eficiente los programas integrados de grado-máster. Eso es una buena noticia para la Escuela.

◉ Programas duales, en colaboración con empresas, de forma que los alumnos desarrollen más del 30% de su formación dentro de las empresas. Nuestra buena relación con las empresas hace que sea una vía claramente a explorar.

◉ Grados abiertos, en los que el alumno no defina su carrera hasta el tercer o cuarto semestre.

◉ Títulos conjuntos internacionales al albur de los nuevos consorcios de universidades fomentados por la UE y llamados “Universidades Europeas” (es importante señalar que la Escuela de Caminos comparte Universidad Europea con la École des Ponts Paristech, uno de nuestros mejores socios internacionales desde siempre).

Aún es pronto para fijar una posición, ya que las agencias de acreditación se encuentran todavía desarrollando las nuevas reglas y procedimientos a aplicar para estos casos, pero tengo para mí que el nuevo RD abre posibilidades muy interesantes para la Escuela, y deberíamos llevar un rol de liderazgo en su aplicación, tanto dentro de la UPM como en nuestro ámbito profesional.

Incorporación de nuevas áreas de estudio

Otro aspecto importante que conviene resaltar es la incorporación de nuevas áreas de estudio a la oferta académica de la Escuela. En su evolución a lo largo del tiempo, la ingeniería civil se roza con otras disciplinas que la complementan y amplía las fronteras de su ámbito. Las escuelas de ingeniería civil crecen ampliando y actualizando su oferta académica y los ámbitos de formación de los ingenieros de caminos.

Por ejemplo, como en el caso de la École des Ponts Paristech, que hace ya décadas que se han desarrollado cuatro áreas que complementan a la ingeniería civil y en las cuales se están ofreciendo programas de formación:

◉ Economía, Management y Finanzas

◉ Matemáticas Aplicadas e Informática (Ciencia de Datos y Robótica)

◉ Ciencia e Ingeniería de Materiales

◉ Transición Ecológica (Energética)

Algo parecido está pasando en la Escuela de Caminos de Madrid, con la salvedad de que, al pertenecer a la UPM, la convivencia con el resto de escuelas complica mucho las cosas a la hora de definir nuevos programas de estudio. Dicho de forma sencilla, las propias escuelas compiten entre ellas para ocupar los “nuevos espacios” de la ingeniería. Por ejemplo, dentro de la UPM los programas (grado y máster) relacionados con la energía han sido desarrollados por las escuelas de Minas e Industriales, y la Escuela de Caminos tiene difícil pelear por su puesto en ese espacio.

Sin embargo, lentamente, la Escuela está incorporando:

◉ Economía, Management y Finanzas: la Escuela ofrece actualmente un doble grado en Ingeniería Civil y Territorial y ADE, y lleva unos años desarrollando esa línea tanto en docencia como en investigación.

◉ Ciencia e Ingeniería de Materiales: la Escuela ha liderado tradicionalmente el ámbito de la ingeniería de materiales en la UPM y fue pionera en la puesta en marcha de un grado en esa área en España. Hoy ofrece ya consolidados un grado y un máster en Ingeniería de Materiales.

Además, profesores de la Escuela participan en programas de formación más transversales de la UPM como el nuevo grado en matemáticas, los grados en ingeniería biomédica y biotecnología, el grado en tecnologías ambientales o másteres como el de gestión de desastres o el de estrategias y tecnologías para el desarrollo.

La incorporación de nuevos ámbitos de formación (ya sea como programas de grado o de máster o, simplemente, como bloques de asignaturas dentro de los actuales) es un proceso muy lento y complejo, que requiere de un liderazgo en investigación (ingeniería de materiales se ha incorporado a la Escuela por el liderazgo indiscutible del Departamento de Ciencia de Materiales de la Escuela en la UPM en esa área) y de consejo y apoyo fuerte del sector profesional.

Ni la Escuela, ni probablemente la profesión, acaban de situarse adecuadamente en algunos dominios clave de la transición ecológica, la cohesión territorial y la digitalización. No quedarse fuera de ahí es uno de los retos que tiene que afrontar la Escuela en los próximos años, nos jugamos mucho en ello.

Reto 4. LIDERAR: Liderar y diseñar el futuro de la ingeniería civil y la ingeniería de materiales desde la formación, la investigación y la innovación.
Reto 5. DIGITALIZAR: Convertir a la escuela en un referente en las herramientas digitales claves hoy en día para la ingeniería civil.

5. La imagen ante la sociedad y la crisis de vocaciones

Los ingenieros de caminos han sido claves en la modernización de nuestro país y han convertido a España en líder mundial en empresas de infraestructuras. La Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid es hoy un centro de referencia internacional (el centro universitario español mejor posicionado en rankings internacionales) con un prestigio indiscutible en la formación de profesionales. Los egresados de la Escuela ocupan y han ocupado posiciones de relevancia, no solo en su sector empresarial, sino también en la administración, en política, etc.

Todo esto es cierto, pero a decir verdad nuestra profesión está perdiendo atractivo y relevancia. Si tuviéramos que destacar el principal problema de la Escuela de Madrid, la mayoría de los profesores que formamos parte de ella hablaríamos de la crisis de vocaciones.

Si queremos poner números a este problema, debemos acudir a las notas de corte con las que entran los alumnos en la universidad. No es momento de explicar qué son las notas de corte, aunque es bastante frustrante que aún hoy exista una continua tergiversación sobre su significado en los medios de comunicación. Sí conviene recordar un par de aspectos importantes a la hora de interpretarlas:

◉ Las notas de corte no las marca la universidad previamente, sino que son un reflejo del equilibrio de dos cosas: las plazas ofertadas y la demanda de las mismas que existe ese determinado curso. Dicho de otra forma, no solo son un reflejo de la demanda, la oferta también es clave. A la hora de interpretar una nota de corte es fundamental conocer el número de plazas ofertadas (casi nunca se añade ese dato), porque hay carreras con altas notas de corte básicamente porque ofertan un escaso número de plazas. Pongo un ejemplo: una determinada carrera con 25 plazas ofertadas puede tener una nota de corte de 13 sobre 14 y aparecer en los periódicos como la titulación “más demandada”. Mientras, estudiar el grado en ingeniería civil y territorial en la UPM puede tener una nota de corte de 6,2, pero su oferta de plazas es de 250. Si miramos las 25 notas de entrada a civil y territorial más altas, probablemente también superen el 13 sobre 14. Es decir, si hubiéramos ofertado solo 25 plazas para civil y territorial nuestra nota de corte sería comparable a las que consideran “más demandadas”. En realidad, las titulaciones más demandadas son aquellas que tienen una altísima nota de corte y a la vez ofertan muchas plazas de ingreso. Un caso clásico en la UPM es, por ejemplo, el grado en ingeniería aeroespacial, con una nota de corte de 12,4 a pesar de ofertar casi 600 plazas.

◉ El significado de la nota de corte: es la nota más baja con la que ha podido entrar un alumno a estudiar esa carrera, pero no habla de las notas con las que han entrado el resto de los alumnos. Dicho de otra forma, si la nota de corte de una carrera es de 6,0, eso quiere decir que el último alumno que ha sido admitido a esa titulación tenía un 6,0 como nota de acceso. En ningún caso significa que todos los alumnos tuvieran esa nota. A menudo, se da a entender que las notas de corte marcan el perfil de entrada de todos los alumnos, y que una titulación con una nota de corte baja significa que todos los alumnos entrantes tienen notas bajas. La distribución de las notas de acceso de los alumnos entrantes es clave para valorar el nivel de entrada y prever los problemas, pero la nota de corte NO da información sobre ese aspecto.

En el caso de la Escuela de Caminos, seguimos ofertando alrededor de 350 plazas en el ámbito de la ingeniería civil, lo cual es un número muy alto para la situación actual. Lo que ha hecho la Escuela ha sido distribuir esa oferta en varios programas (ver Tabla 1), permitiendo a los alumnos elegir ya un programa completo ingeniero de caminos (que incluya el grado y el máster) o una doble titulación de grado con ADE. Ese juego con la oferta nos permite diferenciar varias notas de corte y que el nombre ingeniero de caminos aparezca asociado a una nota de corte relevante.

Por su parte, Materiales ofrece casi 100 plazas de ingreso y, aunque ha tenido algunos vaivenes en su nota de corte, siempre ha llenado dichas plazas en la selectividad de junio.

Tabla 1. Notas de corte de las titulaciones de grado ofertadas por la Escuela de Caminos en los tres últimos cursos académicos.

Durante los últimos años, en varias ocasiones no se cubrieron todas las plazas de entrada al Grado en Ingeniería Civil y Territorial de la Escuela de Caminos, eso significa una nota de corte de 5,0 (Tabla 1). Aun así, siempre hubo alrededor de 100 alumnos de entrada con notas de acceso muy altas. La situación parece que ha mejorado en el último curso y ya tenemos nota de corte en todas las titulaciones de la Escuela, pero no podemos engañarnos, sigue siendo baja en comparación a otras ingenierías.
Son varias y complejas las razones que pueden justificar la pérdida de atractivo de los estudios de ingeniero de caminos en Madrid. Sin ánimo de ser exhaustivo, señalo algunas con objeto de añadir elementos de reflexión:

a) Para empezar, como explicamos en el apartado anterior, los cambios introducidos por el proceso de Bolonia han situado a las antiguas ingenierías superiores en un lugar un tanto incómodo, dando una cierta sensación de estudios que no han acabado de adaptarse a la nueva estructura de grado y máster.

b) En segundo lugar, la proliferación de escuelas de caminos en toda España ha hecho sin duda que la demanda de la de Madrid se haya reducido. Además, la división del programa en grado y máster hace que, en muchos casos, los alumnos decidan estudiar su grado cerca de casa y luego vengan a Madrid a estudiar el máster. En cualquier caso, debemos ser conscientes que esto ha pasado a todas las ingenierías y que la situación en el caso de otras tales como Industriales o Telecomunicación es mucho más exigente, con muchos más competidores. En nuestro entorno de la Comunidad de Madrid, ninguna de las otras universidades públicas ofrece el grado de ingeniería civil. Solo dos universidades privadas lo hacen y además con un número reducido de alumnos.

c) Pero sobre todo hay un aspecto realmente preocupante, y es la pérdida de atractivo de la profesión ingeniero de caminos. Eso es bastante evidente si comparamos nuestros resultados con los de los ingenieros industriales o los arquitectos, con los que perfectamente podríamos rivalizar en atractivo hace unas décadas.

En la tabla 2, he colocado un dato que no se suele utilizar pero que creo que refleja adecuadamente el nivel de atractivo de una titulación. Se trata del número de primeras opciones para cada una de las tres carreras. Es decir, es el número de alumnos que, al ordenar sus preferencias de entrada a la universidad, han situado como su primera opción Industriales, Caminos o Arquitectura en la UPM.

Tabla 2. Comparación de los alumnos que han elegido en primera opción los títulos de Arquitectura, Industriales y Caminos en el curso 2021/22.

Los números de Industriales son más del doble que Caminos (ojo, y eso es solo cifras de la UPM. Hay que tener en cuenta que a nuestro alrededor tanto la Universidad Carlos III como la Rey Juan Carlos también ofrecen Industriales y habrá un buen número de alumnos que las sitúen como su preferencia). Hoy, la ingeniería industrial se percibe como una ingeniería muy transversal, que abre muchas puertas. Caminos, en cambio, se asocia a algo muy especializado y relacionado exclusivamente con la construcción, cuando tradicionalmente no era así, y los ingenieros de caminos han tenido mucha flexibilidad en su incorporación laboral. Por otro lado, Arquitectura tiene una demanda alrededor de cuatro veces superior a Caminos, a pesar de no tener una mejor salida profesional.

Indudablemente, en las últimas décadas nuestra profesión ha perdido imagen ante la sociedad.

d) No todo es problema de la profesión. Basta mirar nuestra web, nuestra presencia en redes o nuestra comunicación institucional para darnos cuenta que la Escuela no tiene una imagen moderna. Somos unos estudios muy exigentes, para una profesión que ha perdido relevancia social, en una Escuela que no transmite una imagen moderna. Es un cóctel muy peligroso.
Como decía antes, este es un problema crítico. Necesitamos muchos buenos alumnos, porque el título de ingeniero de caminos sigue siendo muy exigente. Cuando entran alumnos con muy baja nota o que no sean vocacionales (Caminos puede no ser su primera opción, ni la segunda), el resultado no es tanto una bajada de nivel de los egresados, sino un aumento del abandono por la dureza de la carrera.

Cualquier desacople en la entrada provoca un aumento del abandono, que ha vuelto a situarse en niveles superiores al 40% en nuestra Escuela. Y estas cifras tienen muy mala prensa hoy en día en el sistema universitario.

El atractivo de nuestros másteres

Además del Máster en Ingeniería de Caminos, la Escuela dispone de otros tres másteres oficiales:

◉ Máster en Ingeniería de Estructuras, Cimentaciones y Materiales.

◉ Máster en Sistema de Ingeniería Civil.

◉ Máster en Ingeniería de Materiales.

Los dos primeros se pusieron en marcha hace más de 10 años como evolución de los antiguos programas de doctorado. El máster de Materiales fue diseñado para ser impartido como máster interuniversitario con la Universidad Complutense, colaboración que finalmente no pudo concretarse.

Los tres son programas sólidos y han funcionado bien, pero hay que reconocer que no fueron diseñados específicamente para ser másteres competitivos en el entorno actual: los dos primeros porque más bien reutilizaron las asignaturas de los dos programas de doctorado de la Escuela; el tercero, porque está sobredimensionado al haber perdido la colaboración de la Complutense. En cualquier caso, ocuparon el lugar que la Escuela necesitaba en ese momento.

Igual que podemos decir que parece que la sangría de alumnos en la entrada al grado se ha cortado y estamos de nuevo en un periodo de crecimiento, o al menos de estabilidad, en el caso de los másteres oficiales la evolución de los últimos años es negativa (ver Tabla 3).

Tabla 3. Evolución de los alumnos de nuevo ingreso en los másteres oficiales de la Escuela de Caminos durante los últimos cursos.

En los últimos cuatro cursos hemos perdido más del 40% del número de alumnos de entrada a máster anualmente.

Por su parte, la Escuela de Ingeniería Civil tiene un único máster oficial: Máster en Planificación y Gestión de Infraestructuras. Si bien sus cifras son más pequeñas y no permiten sacar conclusiones, la tendencia parece la misma (Tabla 4).

Tabla 4. Evolución de los alumnos de nuevo ingreso en los másteres oficiales de la Escuela de Ingeniería Civil durante los últimos cursos.

En el caso de Caminos, es verdad que buena parte de la bajada de alumnos se debe al máster en ingeniería de caminos (Tabla 5). Y la explicación probablemente podemos buscarla en el hecho de que en estos últimos cursos deberían estar incorporándose al máster las promociones en las que la entrada en grado se vio más afectada (comparar con la tasa de abandono mostrada en una tabla anterior).

Tabla 5. Evolución de los alumnos de nuevo ingreso en el máster en ingeniería de caminos durante los últimos cursos.

Aun así, creo que merece una reflexión por parte de todos si nuestra oferta de másteres es hoy adecuada, atractiva y competitiva internacionalmente. Por ejemplo, a pesar de estar considerada una de las mejores escuelas de ingeniería civil en los rankings internacionales, no tenemos una demanda muy alta de alumnos extranjeros que quieran venir a seguir nuestros títulos. Podemos mejorar nuestra oferta de docencia en inglés, pero no hay que olvidar que Latinoamérica es clave también.

En conclusión, la oportunidad que supone la unión con la Escuela de Ingeniería Civil deberíamos aprovecharla para mejorar, actualizar y modernizar nuestra oferta académica y nuestra imagen ante la sociedad. Aquí nos jugamos mucho.

Reto 6: MODERNIZAR: Modernizar la imagen de la Escuela en espacios, estructura y programas de estudio, y profesionalizar la comunicación.

6. La Escuela, la profesión y el Colegio

Como ya he comentado antes, para bien o para mal, la Escuela se encuentra inmersa dentro del sistema universitario español. Sin embargo, su singularidad y buena parte de su fuerza le vienen dadas por la relación estrecha que mantiene con una profesión en la que España es líder mundial. La relación de la Escuela con la profesión, con las empresas y con el Colegio de Caminos es clave para entender su identidad y su prestigio.

La Escuela ha mantenido siempre una relación excelente con el Colegio de Caminos. Durante las últimas décadas ha sido vital el trabajo conjunto para defender la profesión y las enseñanzas (reconocimiento del nivel de máster de la titulación preBolonia, cambios RD1393 para la aceptación del máster integrado, defensa del reconocimiento de la experiencia profesional para las acreditaciones de profesor).

Sin embargo, debemos ser conscientes de que en el contexto actual hay un impacto cada vez menor del Colegio en la Escuela y viceversa:

◉ No todos los egresados de la Escuela sienten la necesidad de colegiarse.

◉ La Escuela de Caminos de Madrid es solo una más de las escuelas que nutren de egresados al Colegio.

Se ha roto, de alguna manera, la relación simbiótica entre Colegio y Escuela. Esto tiene repercusiones importantes para la Escuela, ya que nunca ha contado con una Asociación de Antiguos Alumnos. Ese papel ha sido tradicionalmente realizado por el Colegio. No obstante, como antes mencionábamos, hay egresados de la Escuela que no se colegian, y muchos de los colegiados ya no son egresados de la Escuela, por lo que ese papel ha dejado de tener sentido.

La Escuela tiene que buscar por sí misma una forma de interaccionar con sus egresados, que no tenga que ser necesariamente pasando a través del Colegio.

Por otra parte, hace ya tiempo que el Colegio y la Escuela compiten en el ámbito de las actividades de life-long-learning o de actualización de competencias de los profesionales. En este sentido, parecería muy interesante el establecimiento de algún tipo de alianza, pero no siempre es fácil para el Colegio emprender actividades conjuntas con la Escuela de Madrid que no involucren al resto de las escuelas de Caminos de España. Por ejemplo, hace unos años el Colegio decidió apoyar el lanzamiento de un máster compartido con la École des Ponts, y le resultó más fácil recurrir a hacerlo junto a la Universidad Menéndez Pelayo que elegir a nuestra Escuela, o a cualquier otra de las escuelas de Caminos de España.

En mi opinión, es vital para la Escuela y el Colegio reforzar la relación mutua, pero debemos ser conscientes de que es necesario repensarla y adecuarla al contexto actual, porque la inercia nos lleva, como antes he mencionado, a una progresiva reducción del impacto mutuo.

De la misma forma, creo que la Escuela debe tender la mano para recuperar la relación institucional con el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, perdida en los últimos años por razones diversas. La incorporación de la Escuela de Ingeniería Civil y el hecho de que nuestros graduados también están habilitados para ejercer dicha profesión, hace que debamos mantener una relación fluida con dicha institución.

Por otro lado, la Escuela mantiene una relación excelente con las empresas de nuestro sector. Como vicerrector he tenido la oportunidad de asistir a muchos actos de entrega de diplomas de las diferentes Escuelas de la UPM. De todos ellos, he de reconocer que el que más impresiona es el de la Escuela de Caminos porque en la primera fila están representadas algunas de las mejores y más importantes empresas del país que entregan premios a los alumnos destacados.

En ese sentido, existe una relación muy fluida con las empresas, que siguen valorando a nuestros alumnos. El porcentaje de empleabilidad de nuestros egresados sigue siendo de los más altos de la universidad española (superior al 92%). Todo ello, aún sin disponer de una oficina propia para apoyar la inserción laboral de nuestros egresados, aspecto este en el que podemos avanzar en los próximos años.

Sin embargo, cuando comparas nuestra escuela con otras, echas en falta vínculos formales que permitan una mayor interacción empresa-universidad. Por ejemplo, de las aproximadamente 70 cátedras universidad-empresa que existen en la UPM, únicamente 4 pertenecen a nuestra escuela. Dentro de la UPM destacan, por ejemplo, la escuela de Telecomunicación que roza las 15 cátedras o la de Minas que tiene alrededor de 10. Probablemente, uno de los problemas ha sido que esa colaboración solía articularse a través del Colegio que, como acabamos de analizar, ya no representa únicamente a la Escuela de Madrid.

La interacción público-privada del mundo de la universidad con el de la empresa no es sencilla, pero tiene sus estructuras ya establecidas (además de las cátedras universidad-empresa, la UPM cuenta también con centros mixtos de investigación, unidades de investigación conjunta o títulos propios con diferentes empresas) que permiten avanzar, colaborar y estrechar los vínculos tanto en investigación como en formación.

Desde luego, uno de los retos de los próximos años para la Escuela será innovar en los modelos de colaboración universidad-empresa. En ese sentido, serán claves la presencia de Comités Asesores y fundaciones próximas a la Escuela que ayuden a articular esa colaboración, como la Fundación Agustín de Betancourt. Avanzar en ese sentido con (no “a través de”) la compañía del Colegio (y entidades cercanas como la Fundación Caminos) sería clave.

Reto 7. FIDELIZAR: Institucionalizar, estructurar y potenciar la relación con alumni y empresas.
Reto 8. FLEXIBILIZAR: Generar recursos propios para dotar de flexibilidad al funcionamiento de la Escuela

7. Identidad y perfil de profesorado

Sobre todo, hay dos aspectos que me gustaría resaltar sobre el profesorado de la Escuela:

a) El relevo generacional y nuestra identidad

Sin duda, una de las señas de identidad de la enseñanza en la Escuela ha sido siempre la presencia de grandes profesionales impartiendo docencia. Quienes hemos estudiado aquí sabemos el privilegio que significa haber recibido clases de Javier Manterola o de Alfredo Granados, por ejemplo.

Sin embargo, la incorporación de la Escuela al ámbito universitario ha hecho que la carrera del profesorado esté cada vez más enfocada a la investigación. La normativa universitaria valora esencialmente los méritos investigadores (en forma principalmente de artículos científicos) y pone muy complicado que un profesional de prestigio pueda desarrollar a la vez una brillante carrera universitaria.

Esto ha hecho que, desde hace mucho tiempo, tanto la Escuela como el Colegio hayan mantenido una batalla contra esta visión de la carrera universitaria donde parece que el único aspecto a valorar es la investigación.

Desde la Escuela y el Colegio se ha defendido y se sigue defendiendo la importancia de que los profesionales de prestigio puedan impartir clase y desarrollar una carrera universitaria. Para ello, es imprescindible lograr que la experiencia profesional cuente para la obtención de acreditaciones para las diferentes figuras de profesorado, así como que los profesores asociados puedan tener una verdadera evolución profesional en la docencia. Esta es, sin duda, una pelea en la que la Escuela debe perseverar para defender su identidad, pero es de largo plazo y, aunque se han conseguido algunos pasos adelante (como el sexenio de transferencia), todavía estamos muy lejos del objetivo.

Con todo, la presencia del mundo profesional en la docencia de la Escuela sigue siendo muy alta en comparación a lo habitual hoy en el sistema universitario.

Relevo generacional

Internamente, sí deberíamos ser conscientes de que estamos viviendo un relevo generacional. Durante los últimos años, como se presume que ocurrirá en los próximos, se están jubilando algunos de los profesores que han sido referentes y han marcado el devenir de la Escuela durante varias décadas. Eso quiere decir también que se está gestando la generación que liderará la Escuela en las próximas.

Este proceso, además, se está afrontando desde un cierto desequilibrio en nuestros departamentos. La UPM tiene una forma de medir el nivel de actividad o de ocupación de los departamentos. Pretende ser una medida de la utilización de los recursos humanos asignados a cada Escuela. Y tiene en cuenta tanto la actividad docente como la investigadora. Como todos los índices, es discutible. De hecho, justo estamos en un proceso de cambio del modelo antiguo (aún vigente en la práctica) al nuevo modelo (ya aprobado, pero aún no implementado).

Lo que sí permite, desde luego, es obtener una foto de cómo se encuentra la Escuela con respecto al resto de la UPM en este momento. Y, lo cierto, es que no salimos favorecidos. Es innegable que nuestras cifras son bajas por múltiples razones que, probablemente, tienen que ver con el proceso de unión con la Escuela de Retiro y con los años difíciles que hemos vivido en la entrada de alumnos. Pero esto hace aún más importante que tomemos la iniciativa y enfrentemos el relevo generacional con una verdadera estrategia de Escuela.

Para mí, uno de los retos que tiene la Escuela es anticiparse lo máximo posible a ese proceso y tener una cierta estrategia de institución (en colaboración directa con los departamentos, por supuesto), para intentar aportar una visión más allá de los intereses particulares de una unidad docente o investigadora.

Reto 9. ANTICIPAR: Preparar el relevo generacional del PDI para no perder la identidad como escuela.

b) Igualdad de género

La proporción de mujeres en el PDI de la Escuela es hoy en día del 19,40%. Si nos fijamos en las catedráticas, entonces baja al 9,03%. Aún hoy hablamos con admiración e invitamos a todos nuestros actos a la primera mujer que terminó la carrera de ingeniero de caminos. Y muy recientemente ha llegado a catedrática de la Escuela, por primera vez, una mujer con esta titulación.

En el caso de la distribución de alumnas, los porcentajes se acercan lentamente al 30% en el grado en ingeniería civil y territorial, siendo algo superior en el caso de materiales.

Tabla 6. Porcentaje de alumnas en el grado en ingeniería civil y territorial en los últimos cursos.

Avanzamos, por supuesto, pero más lentamente que otros. Creo que se equivocan aquellos que piensen que todo está hecho, que ya no existen obstáculos ni techos de cristal en nuestra profesión. Aunque en nuestro día a día no identifiquemos las barreras (entre otras cosas porque no estamos entrenados para ello), eso no quiere decir que no existan. Basta con echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta de que aún nos queda mucho camino.

No soy un experto en estos temas, por lo que siempre prefiero escuchar a quienes saben. Pero sí soy padre de una niña e hijo de una mujer maravillosa a la que sus padres, con una posición solvente económicamente, impidieron estudiar porque su destino era otro. La sociedad está cambiando, y no hay vuelta atrás. Aunque todos tengamos interiorizado que los derechos, las responsabilidades y las oportunidades no pueden depender del sexo con el que nacemos, la equidad requiere incorporar medidas encaminadas a compensar las desventajas históricas y sociales que aún arrastran las mujeres.

Para mí la igualdad es una batalla que tenemos que pelear diariamente. Y, sin duda, uno de los retos de la Escuela es avanzar en esa dirección, poniendo todo lo que esté en nuestra mano para apoyarlo.

Reto 10. GÉNERO: Establecer una estrategia activa de igualdad y equidad de género.

8. Investigación e Innovación

La defensa de la experiencia profesional en la docencia, que siempre ha sido una seña de identidad de nuestra escuela, ha sido malinterpretada en ocasiones por algunos, convirtiéndola en una peligrosa cruzada contra la investigación. A menudo, el alegato a favor de defender que los profesionales de prestigio deben tener su sitio en la Escuela, algunos lo han convertido en una diatriba contra los investigadores, discutiendo la utilidad de la investigación para una escuela como la nuestra.
Sería un error garrafal pensar que la investigación debería ser secundaria en la Escuela. Hoy en día, las tres misiones de la universidad son muy claras:

◉ Formación.

◉ Investigación e innovación.

◉ Transferencia de conocimiento y tecnología a la sociedad.

Ninguna institución a la que le falte alguna de ellas se puede considerar universidad, pues esta es generadora de conocimiento: investigación, innovación y transferencia son pilares clave de cualquier institución universitaria. Una que carezca de investigación es sencillamente una academia.

En realidad, esto no es nuevo. Y tampoco lo ha sido nunca en nuestra escuela. No podemos olvidar que la investigación y la innovación han sido vitales desde siempre. La Escuela fue concebida como un centro de formación, pero también como el lugar donde se debían desarrollar y transmitir las innovaciones en el campo de la ingeniería civil. Muy pronto, en ella empezaron a desarrollarse trabajos de investigación aplicada, que culminaron en 1898 con la constitución del Laboratorio Central, que en la segunda parte del siglo xx pasaría a formar parte del CEDEX.

¿Cuál es la situación actual? La Escuela pertenece a la universidad líder en investigación, innovación y emprendimiento en España: La UPM es líder entre las universidades españolas en proyectos de investigación europeos H2020, en patentes o en creación de empresas. Además, tiene un muy potente programa propio de fomento de investigación que dedica más de diez millones anuales al apoyo a actividades investigadoras.

Dentro de la UPM, la Escuela de Caminos ocupa una posición relevante, aunque escuelas como la de Telecomunicación o la de Industriales tienen un mayor peso investigador. La UPM tiene 184 grupos de investigación reconocidos. Once de ellos pertenecen a la Escuela de Caminos (Tabla 7).

Tabla 7. Grupos de Investigación reconocidos de la Escuela de Caminos.

En la clasificación anual de los grupos que establece la universidad por productividad científica, la Escuela tiene dos grupos de investigación entre los diez primeros:

◉ El de “Materiales estructurales avanzados y nanomateriales”, del Departamento de Ciencia de Materiales, es el primero en producción científica de toda la universidad.

◉ El grupo de “Hidroinformática y Gestión del Agua”, del Departamento de Hidráulica, ocupa el sexto lugar.

La UPM tiene además 19 centros e institutos de investigación. Dos de ellos dependen exclusivamente de la Escuela: TRANSYT (Transporte) y CIME (Materiales Estructurales). Aunque varios profesores de la Escuela participan también en otros centros de investigación de la universidad.

La incorporación de la Escuela de Ingeniería Civil añade un grupo más de investigación en Tecnología de Materiales y Medio Ambiente.

Tabla 8. Grupos de Investigación reconocidos de la Escuela de Civil.

Si analizamos más de cerca cómo se realiza la investigación y los instrumentos de financiación utilizados, podemos comprobar que la Escuela realiza una labor significativa de proyectos del Artículo 83 LOU, es decir, trabajos profesionales para empresa. Y también tiene una muy buena actividad en proyectos de investigación financiados por el Plan Estatal. En las siguientes figuras aparece comparada la actividad de la Escuela en esos campos con el resto de la UPM.

Figura 2. Concesiones por escuelas, provenientes de proyectos financiados por proyectos al amparo del Artículo 83 de la LOU (”top 10” de 15 escuelas), en el periodo 2007‐2018. Producción total (datos absolutos; concedido, M€) vs. Productividad (datos relativos; concedido/número PDI, €/nPDI).

Figura 3. Concesiones por escuelas, provenientes de proyectos financiados por el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación (“top 10” de 15 escuelas), en el periodo 2012‐2017. Producción total (datos absolutos; concedido, M€) vs. Productividad (datos relativos; concedido/número PDI, €/nPDI).

Sin embargo, en mi opinión, seguimos teniendo una presencia muy reducida en los grandes proyectos internacionales, fundamentalmente financiados por mecanismos de la UE. En la figura 4 aparece nuestra participación en este tipo de proyectos y se muestra que los fondos obtenidos son poco relevantes y que incluso quedaríamos fuera del top 10 de escuelas de la universidad si nos fijáramos en la productividad por profesor.

Figura 4. Concesiones por escuelas, provenientes de proyectos financiados por Programas Internacionales (“top 10” de 15 escuelas), en el periodo 2007‐2018. Producción total (datos absolutos; concedido, M€) vs. Productividad (datos relativos; concedido/número PDI, €/nPDI).

En resumen, la batalla por mantener la importancia de la experiencia profesional para la docencia no debería hacernos perder el foco; la investigación es clave para mantener la relevancia de la Escuela. Y aunque no lo hemos nombrado explícitamente, crecer en investigación significa tener un doctorado vivo, atractivo y dinámico.

Hoy en día, la Escuela está bien situada, pero hay margen de mejora si nos comparamos con otras dentro de la propia UPM. Especialmente, tenemos una participación poco relevante en grandes proyectos europeos.

Además, hay ámbitos actuales, importantes para el futuro de la ingeniería civil, relacionados con la sostenibilidad, la transición ecológica, la cohesión territorial o la digitalización donde la Escuela no está completamente posicionada.

Necesitamos una escuela potente en investigación, innovación y transferencia. Además, hay una lógica del mundo universitario que debemos interiorizar: si la Escuela quiere crecer en un cierto ámbito, la única vía de hacerlo de forma sólida y sostenible es siendo líder en investigación en dicho ámbito.

Reto 11. INVESTIGAR: Crear espacios transversales de investigación y potenciar desde la Escuela líneas estratégicas: sostenibilidad, movilidad, energía y agua, economía circular, hidrógeno verde, etc.

9. Posicionamiento internacional

La internacionalización ha estado siempre en el ADN de la Escuela de Caminos. Basta echar un vistazo a las biografías de los pioneros que la levantaron (Betancourt, José María Lanz, etc.) para darse cuenta del carácter internacional con el que concebían sus enseñanzas.

La Escuela nació con la clara aspiración de competir en Europa: “proporcionar la indispensable instrucción a los jóvenes que aspiren a ser Ingenieros de Caminos y Canales, de manera que con el tiempo rivalicen con los más famosos de Europa”, Larramendi 1829 (personaje clave en las primeras décadas de la Escuela). Y además se señaló la necesidad de profundizar en los idiomas: “Si al género de estudios a que nos dedicamos añades la doble dificultad de no seguir ningún texto en nuestro idioma…”, Subercase 1839 (director de Escuela 1837-1848, 1854-1855).

Desde muy pronto, se becaba a los mejores alumnos para que, al acabar la carrera, ampliasen sus estudios en el extranjero. Antes de que el programa Erasmus se pusiera en marcha, ya era significativo el número de alumnos de la Escuela que completaban sus estudios en otros países.

Hoy, más del 50% de los egresados de máster han realizado alguna estancia en el extranjero, buena parte de ellos una doble titulación en universidades de alto nivel de Europa, EEUU, China o Latinoamérica. Además, más de una veintena alumnos realizan anualmente su proyecto final de carrera en el ámbito de la cooperación al desarrollo en zonas de África y Latinoamérica.

La Estrategia de internacionalización de la Escuela tiene cuatro pilares básicos:

◉ Colocar la movilidad internacional, las competencias interculturales y la cooperación al desarrollo en el corazón de la enseñanza de ingeniería.

◉ Desarrollar relaciones de largo plazo (programas conjuntos) con las mejores universidades del mundo en nuestro ámbito.

◉ Posicionar a la Escuela en los mejores rankings internacionales.

◉ Acreditar nuestros programas por las más importantes agencias de acreditación internacionales (ABET, EURACE), lo cual permite que nuestros alumnos tengan reconocido académicamente su título en todo el mundo.

No es este el lugar para teorizar sobre el contexto de la educación superior en el mundo actual. Pero sí conviene mencionar que hoy el mundo universitario opera como un “bien posicional”. La jerarquía posicional marca el valor del bien. De ahí la continua referencia a rankings internacionales y nacionales, realizados con criterios siempre discutibles pero que cumplen la función de posicionar a las instituciones.

Además, debemos ser conscientes de que hoy las universidades están siendo juzgadas en términos de dos marcos de referencia: el nacional y el global. Y por encima de las jerarquías nacionales ahora empiezan a predominar las globales. Resulta por tanto clave el posicionamiento internacional de la institución para el futuro de la misma.

Figura 5. Ranking de Shanghai 2021 de las mejores universidades en el ámbito de la ingeniería civil. La Escuela de Caminos es el centro universitario español que se encuentra más alto en dicho ranking en cualquier área, ocupando la sexta posición.

La Escuela es el centro universitario español mejor colocado en los rankings de mayor prestigio internacionales:

◉ 6ª en ranking Shanghai en el ámbito Civil Engineering.

◉ 35ª en ranking QS en el ámbito Civil & Structural Engineering.

Además, la UPM se encuentra entre las 100 mejores universidades del mundo en el ranking QS de Ingeniería (posición 75) y en el de Empleabilidad de sus egresados (posición 79).
Por lo que se refiere a las acreditaciones, el título de ingeniero de Caminos (PreBolonia) y los títulos de grado y máster que le han sustituido están acreditados por las agencias ABET (ámbito anglosajón) y EURACE (ámbito europeo), lo que en la práctica supone su reconocimiento académico en todos los países.

En resumen, la Escuela ha hecho sus deberes y se encuentra bien posicionada internacionalmente. Sería un error dormirse en los laureles o creerse que la posición en los rankings significa algo más que una mera clasificación atendiendo a unos criterios discutibles. La internacionalización y el posicionamiento internacional son, sencillamente, una necesidad para competir en el contexto de una educación superior cada vez más globalizada. En ese ámbito, una marca distintiva de nuestra Escuela ha sido, y debe seguir siendo, siempre la cooperación al desarrollo.

Reto 12. INTERNACIONALIZAR: Aumentar la presencia internacional de la Escuela y posicionarla como uno de los mejores centros de ingeniería civil e ingeniería de materiales en el mundo, referente de la cooperación internacional al desarrollo.

10. La pandemia y la vida de la Escuela

No me gustaría terminar sin hacer una breve mención al funcionamiento de la Escuela durante la pandemia. Nuestras “viejas aulas” nos han dado la vida. La Escuela ha sido una de las excepciones del sistema universitario en la que los alumnos han podido recibir clase 100% presencial, gracias a los amplios espacios que la configuran. De hecho, la configuración del sistema de aulas-espejo, pantallas de retransmisión en streaming y sistemas de protección fue utilizada por el Ministerio de Universidades como ejemplo de funcionamiento recomendado.

Desde mi posición de vicerrector de relaciones internacionales, he podido comprobar durante la pandemia el funcionamiento no solo de las escuelas de nuestra universidad, sino de casi todo el sistema universitario español y buena parte del internacional. Creo que la Escuela ha realizado un trabajo excelente, ha demostrado una enorme capacidad de adaptación y ha conseguido mantener viva la docencia presencial en un momento muy delicado.

Ahora que, crucemos los dedos, empezamos a ver la posibilidad de dejar atrás la pandemia, es importante extraer lecciones de estos dos últimos años. Todos hemos realizado un gran esfuerzo, tanto PDI, como PAS y estudiantes. También hemos desarrollado y probado nuevas metodologías de enseñanza y de aprendizaje, hemos aprendido a valorar el tiempo de presencialidad como un recurso escaso y a trabajar de otra manera, y hemos cambiado nuestros hábitos en cuanto a la relación entre trabajo y vida familiar. Algunas de estas acciones son sin duda positivas, y han servido para hacer nuestro trabajo mejor y de manera más eficiente, para mejorar nuestra forma de aprender y enseñar. Deberíamos reflexionar, y sacar partido de ello.

Aunque seamos optimistas de cara al futuro inmediato, no podemos decir que esto haya concluido. Tenemos que terminar el curso académico 2021/22 en una situación excepcional, asegurando que nuestros estudiantes, de todos los niveles, hayan adquirido las competencias necesarias que les corresponden en cada etapa de su formación. Es el momento de pedir un esfuerzo más para poder seguir cumpliendo con nuestros objetivos hacia los estudiantes y la sociedad.

Ahora bien, aunque hayamos conseguido salvar la docencia y mantener las clases presenciales, es indudable que la Escuela ha perdido vida durante estos dos años. Para muchos de nosotros, acostumbrados a pasar buena parte del día en ella, la Escuela es mucho más que un lugar de trabajo, es un centro de vida. Y nos seguimos sintiendo extraños viéndola aún a medio gas.

Se echa mucho de menos a los alumnos y sus asociaciones, claves para llenar de actividad diaria la Escuela. Muchas de las asociaciones están volviendo a abrir, pero ahora necesitamos que los alumnos vuelvan a involucrarse en ellas.

Aunque los problemas con la cafetería ya habían empezado antes de la pandemia por cuestiones relacionadas con la dificultad de contratación, lo cierto es que es un motivo de esperanza el poder verla abierta otra vez. Yo creo que hoy todos somos conscientes de lo importante que resulta para la vida en la Escuela. Ojalá se puedan aumentar sus horarios y recuperar pronto al personal completo de la cafetería, que tanto echamos de menos.

Pero los profesores también notamos muchísimo el parón. Quizá el símbolo sigue siendo ver la cafetería de profesores cerrada. La zona de profesores de la Escuela es magnífica, pero sin la cafetería allí, apenas tiene circulación de gente. Yo he sido jefe de estudios, y sé lo importante que era que tu despacho diera frente por frente a la cafetería de profesores. Por delante de tu puerta pasaban todos los docentes de la Escuela cada día, solo era cuestión de estar atento encontrar al que estabas buscando.

Sin duda, uno de los retos de los próximos años será recuperar la vida de la Escuela. Quizá tiene que ser una vida diferente, porque la pandemia ha cambiado muchas cosas, pero tendremos que construirla entre todos. Volver a involucrarnos. La parte buena es que nos enfrentamos a ello con lecciones aprendidas. Por ejemplo, la necesidad de cuidarnos y de apoyar psicológicamente a quienes lo necesiten a nuestro alrededor.

Reto 13. INVOLUCRAR: Devolver la vida a la Escuela después de la pandemia.

La gestión de la Escuela: el día a día.

Aquí me gustaría también hacer una mención específica a quienes, de forma muchas veces silenciosa, son la clave de ese funcionamiento del día a día de la Escuela. A veces no nos damos cuenta de que no podemos seguir adelante sin el trabajo diario y continuo del personal de administración y servicios. Tenemos un plantel excelente de técnicos y administrativos apoyando todas las actividades del centro en sus dos sedes. Su profesionalidad, disponibilidad y dedicación hacen que el estudiante pueda formarse con los niveles de excelencia que la sociedad nos exige, y que el PDI pueda desarrollar su actividad docente e investigadora.

Los tiempos de la COVID han sido especialmente problemáticos para ellos. Los profesores hemos descubierto herramientas que nos han hecho la vida mucho más fácil y manejable desde casa. Pero muchos de los trabajos del PAS han requerido presencialidad insustituible desde muy primeros tiempos de la pandemia.

Quiero también resaltar el trabajo del personal de la Escuela de Retiro, que durante los últimos años ha vivido, además, una situación muy incómoda en la que incluso han dudado de la continuidad de la localización de su puesto de trabajo en aquella sede. Sin embargo, nada de esto les ha hecho flaquear en su dedicación diaria a pesar de que, como alguno me ha reconocido personalmente, se hayan sentido abandonados en muchos momentos. Ojalá logremos que eso no vuelva a ocurrir.

La motivación es esencial para cualquier colectivo profesional, y creo que especialmente necesaria para el PAS. Necesitan, igual que todos, que su trabajo sea reconocido, que sus perspectivas de desarrollo profesional estén claramente definidas, que los mecanismos de formación estén bien estructurados. También que exista la posibilidad de movilidad como en el resto de los estamentos de la Escuela y que se fomenten las posibilidades de promoción con total transparencia, atendiendo a criterios de méritos objetivos. Pero sobre todo necesitan sentirse a gusto y reconocidos.

Recuperar la vida de la Escuela es también recuperar su motivación.

Reto 14. RECONOCER: Apoyar y generar confianza y motivación en nuestro personal de administración y servicios, visibilizando y reconociendo la importancia decisiva de su labor para la gestión de la Escuela

Conclusión

Estos últimos quince años no han sido fáciles para la Escuela:

◉ Por un lado, el Plan Bolonia descolocó a las ingenierías superiores de ciclo largo, obligándolas a jugar en el terreno para ellas inconveniente del grado y máster, sin tener en cuenta sus singularidades.

◉ Por otro, la crisis económica de 2008 la vivimos por partida doble: sufrimos los recortes económicos en la universidad cuyas consecuencias fueron traumáticas para todos y a la vez la imagen de nuestro sector profesional de la construcción se vio terriblemente afectada, hasta el punto de que aún hoy no se ha recobrado completamente.

En un entorno incómodo, quizá incluso amenazador, la Escuela ha tenido que tomar a veces decisiones tácticas y defensivas, e incluso las más estratégicas y de largo plazo, como las acreditaciones internacionales o la introducción del ADE, se han tenido que poner en marcha asumiendo la aportación de escasos recursos por parte de la UPM y con un enorme esfuerzo propio.
Sin embargo, en mi opinión, la Escuela ha acertado en las grandes decisiones y la realidad hoy es que afrontamos el futuro con bases sólidas y desde una posición estable y esperanzadora. Muchos de los problemas que debemos enfrentar son sencillamente desequilibrios internos producto de estos años tan problemáticos.

El comportamiento durante la pandemia, lejos de dañarnos, creo que ha demostrado la fortaleza de la Escuela y su capacidad de adaptación, convirtiéndose en una referencia en la utilización de sistemas que protegieran la presencialidad en un momento tan delicado.

S.M. el Rey inauguró el curso académico 2020/21 de las universidades españolas en nuestro Salón de Actos en septiembre de 2020. Recuerdo que, en esas mismas fechas, el telediario de TVE ponía de ejemplo a la Escuela como centro que conseguía mantener las clases presenciales en un entorno seguro para alumnos y profesores. Todo ello da una idea de la relevancia que tiene nuestro centro, aunque a veces no nos demos cuenta de ella.

No obstante, no podemos olvidar que seguimos teniendo una fuerte amenaza en la crisis de vocaciones y la pérdida de relevancia social de nuestra profesión. Y debilidades que necesitamos afrontar: imagen poco moderna, falta de posicionamiento en aspectos clave de la transición ecológica, la sostenibilidad o la digitalización de la ingeniería civil, desequilibrios en la ocupación docente de los departamentos fruto de unos años difíciles en la atracción de alumnos, ajustes convenientes en nuestros planes de estudio, falta de atracción de alumnos internacionales, poca presencia de referentes femeninos o una insuficiente relación con los alumni.

A cambio, tenemos una escuela bien organizada, con identidad propia, con una paz social admirable, con una oferta académica entendible y una combinación docente de profesionales e investigadores muy equilibrada, muy valorada por los empleadores, bien posicionada internacionalmente (rankings y acreditaciones) y con unos espacios privilegiados.

Los cambios en el nuevo Real Decreto que flexibilizan algunos aspectos de las enseñanzas universitarias, unas perspectivas de empleabilidad altísimas para nuestros egresados en los próximos años o el deseo de Madrid de convertirse en la capital mundial de la construcción suponen oportunidades que no deberíamos dejar pasar.

Pero sobre todo creo que tenemos la posibilidad de afrontar la unión con la Escuela de Ingeniería Civil como una oportunidad única para diseñar la estrategia de la Escuela para los próximos años.